El Papa de talante más modesto y alegre de la historia de la Iglesia Católica, fue un soplo de aire fresco para la institución
El 28 de octubre de 1958 Angelo Giuseppe Roncalli, patriarca de Venecia, es elegido Papa. En honor a su padre y al patrón de su pueblo natal, así como su profunda admiración hacia el evangelista Juan, toma el nombre de Juan.
El Papa Juan XXIII es entronizado el 4 de noviembre.
Su elección había provocado gran sorpresa. Desde el primer momento se le consideró un Papa de transición, debido no sólo a su avanzada edad,77 años, sino a su condición de cardenal de bajo perfil, factores que le excluían de la lista de “papables”.
El que fuera sargento médico durante la I Guerra Mundial y más tarde capellán militar unido a su trayectoria apostólica hacía presagiar grandes cambios. Siempre había demostrado poseer un espíritu abierto e innovador. Así, en Bulgaria estableció relaciones con otras comunidades cristianas, especialmente la Ortodoxa. En Turquía intervino en el socorro de judíos durante la persecución nazi. En París, gracias a su talante cordial y su talento diplomático consiguió reestablecer el desequilibrio en que había quedado sumida la Iglesia, coaccionada por la colaboración con los nazis.
Desde el inicio de su papado quedó claro que su ejercicio era revolucionario. Tan sólo dos meses después de su elección visitó las parroquias de su diócesis y dio muestras de su humanidad al visitar con motivo de la Navidad hospitales infantiles y cárceles, en concreto la prisión Regina Coeli.
Esos aires de innovación se hicieron patentes también en las primeras medidas de su gobierno, que supusieron un claro retorno a los principios de los inicios del cristianismo. Una de ellas fue reducir los dispendios económicos, lo que provocó malestar en el resto de la curia. También se ocupó de mejorar los derechos laborales de los trabajadores del Vaticano.
El 25 de enero de 1959, tan sólo tres meses después de su elección, anunció el XXI Concilio Ecuménico, llamado después Concilio Vaticano II, el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico.
El Papa Juan XXIII escribió ocho encíclicas en total. Su magisterio social en dos de ellas, «Pacem in Terris» y “Mater et magistra” hace que sean consideradas como unos de los documentos más importantes de nuestra época.
Por primera vez en la historia, nombró cardenales de otras razas. Así, entre los 37 nuevos cardenales se encontraban un tanzano, un japonés, un filipino, un venezolano y un mexicano.
Pero esa no fue su única aportación. El 2 de diciembre de 1960, se reunió en el Vaticano con el arzobispo de Canterbury, Geoffrey Francis Fisher. Hacía más de 400 años, desde la excomunión de Isabel I, que la máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra no se reunía con el Papa.
El 3 de enero de 1962 ,excomulgó a Fidel Castro, dirigente en contínua pugna con la Iglesia.
El día 6 de mayo del mismo año, canonizó al primer santo negro de América, el peruano San Martín de Porres.
El 11 de octubre de 1962, el Papa abrió el Concilio Vaticano II en San Pedro. Este Concilio, inspirado en la figura del Papa Pio IX precursor del Concilio Vaticano I, cambiaría la cara del Catolicismo: una nueva forma de celebrar la liturgia (más cercana a los fieles), un nuevo ecumenismo y un nuevo acercamiento al mundo.
La renovación de la Iglesia debía ser total, la institución debía ser ahora capaz de transmitir el Evangelio de modo acorde a los nuevos tiempos, buscar la unidad de las Iglesias cristianas y abrirse al mundo a través del diálogo.
Observadores de credos diversos acudieron invitados al Concilio, dando muestra de que el hermetismo de la Iglesia formaba parte del pasado.
El 23 de mayo de 1963, se hizo público que padecía una grave enfermedad. El 3 de junio del mismo año, fallecía hacia las 2.50 tras sufrir una larga agonía.
El Concilio, que constaba de cuatro sesiones, quedó inconcluso. Sería su sucesor, Pablo VI, quien presidiría las tres restantes.
Empecinado en llevar a término su sueño de alcanzar la “Puesta al día de la Iglesia”, Juan XXIII consiguió no sólo abrir las puertas de su Iglesia al futuro sino pasar a la historia como el “Papa más amado, il Papa buono”.
El 4 de septiembre del 2000, el Papa Juan Pablo II procedería a su beatificación, junto a la de su predecesor Pío XII.
La Vanguardia publicó una serie de artículos en exclusiva firmados por Luigi Vachide que resultan de imprescindible lectura para comprender la figura de este renovador pontífice. Su tono intimista nos permite acercarnos al perfil singularísimo de un Papa considerado una de los líderes más destacados del siglo XX.