Una grata noticia que recorre el mundo da cuenta de la acción de salvataje de centenares de judíos y otros perseguidos llevada a cabo por el cineasta italiano Vittorio De Sica, durante la segunda guerra mundial.
La información indica que para el rodaje de un film documental, De Sica dio trabajo como extras a alrededor de 300 judíos y otros amenazados por el nazismo. Para evitar su captura y deportación, el director de ”Ladrones de bicicletas” prolongó lo más que pudo la finalización de la película, permitiendo así que pudieran eludir el cerco nazi-fascista hasta la llegada de los aliados el 5 de junio de 1944.
La Fundación Internacional Raoul Wallenberg, una ONG que tengo el honor de haber fundado en Argentina, tiene como misión difundir los valores de solidaridad y coraje cívico que animaron a miles de salvadores durante el Holocausto.
En septiembre de 2000 la Fundación Wallenberg creó un comité especial para recordar la figura de Monseñor Angelo Giuseppe Roncalli, prelado que en 1958 fue consagrado Papa Juan XXIII.
Durante la guerra Roncalli era Delegado Apostólico del Vaticano en Estanbul, ciudad desde la que organizó una vasta red de salvataje de miles de judíos, especialmente en la zona de los Balcanes.
Roncalli es quizás el salvador italiano más destacado, pero de ninguna manera el único. Los héroes peninsulares se cuentan por centenas, en un país con una de las comunidades judías más pequeñas de Europa occidental.
El caso de Vittorio De Sica, llamativo por la trascendencia del nombre del gran realizador, recuerda también el del jefe de policía de la ciudad de Fiume, Giovanni Palatucci, asesinado en el campo de concentración de Dachau en febrero de 1945, luego de salvar a aproximadamente 5.000 judíos, desobedeciendo órdenes aberrantes impartidas por las autoridades nazis.
También recuerda el de Lorenzo Perrone, salvador de Primo Levi, y el de tantos otros retratados en el excelente documental ”El enemigo fraternal”, de Joseph Rochlitz, película que pone en evidencia el compromiso de muchos diplomáticos italianos y de algunos integrantes de las fuerzas armadas para salvar judíos durante el Holocausto.
En lugar de ver a De Sica como la versión italiana de Oskar Schindler, como han presentado la novedad los medios de comunicación, sería mejor considerarlo un émulo de Monseñor Roncalli, o de tantos otros italianos que dieron su vida por salvar al semejante sin pedir nada a cambio.
* Baruj Tenembaum, Fundación Internacional Raoul Wallenberg. Diario Provincia23 en la Red Global. Edición digital Nº 2043 – Tierra del Fuego, Martes 26 de agosto de 2003