El lunes 4 de agosto se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Raoul Wallenberg (1912 – ?), el diplomático sueco desaparecido por los soviéticos en enero de 1945 luego de rescatar de una muerte segura a decenas de miles de judíos húngaros condenados al exterminio por el nazismo.
Varias decenas de personas, entre ellas sobrevivientes del Holocausto, se reunieron junto a la estatua que recuerda al Héroe sin Tumba en la esquina de la avenida Figueroa Alcorta y la calle Austria, en Buenos Aires. Hablaron el ex prisionero de Auschwitz, el educador Jack Fuchs y el flamante Secretario de la embajada de Suecia, Alexander Peyre-Dutrey. Un juego de seis ofrendas florales coronó el emotivo tributo. Un asistente señaló una notable coincidencia: el 4 de agosto es también la fecha de nacimiento del candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Barack Obama. Wallenberg es uno de los seis Ciudadanos Honorarios de Estados Unidos, nombrados por el Capitolio.
La fecha resultó una buena ocasión para reflexionar sobre la importancia que la participación ciudadana tiene en cualquier sociedad que pretenda ser democrática. Solidaridad y coraje cívico son los pilares que sostienen las conductas de hombres y mujeres comprometidos con la suerte de sus semejantes.
Como Wallenberg, 106 ciudadanos croatas pusieron en riesgo sus vidas durante el Holocausto salvando al prójimo perseguido. Una exhibición especial, organizada junto a la embajada de Croacia y a la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, los recuerda en la Sala Ana Díaz de la Casa de la Cultura, Avenida de Mayo 575, hasta el 17 de agosto