Muy pocas personas pueden convocar en un escenario a la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, a la ministra de relaciones exteriores de Israel, al Secretario General de las Naciones Unidas, a un rabino, a Elie Wiesel, a una estrella del rock internacional, a la vocero de la Cámara de Representantes del Congreso, a diputados y senadores, demócratas y republicanos.
En la ceremonia recordatoria de Tom Lantos z”l, llevada a cabo en el Capitolio, en Washington D.C., me sorprendió ser testigo del amor que políticos y celebridades por igual tenían por ese hombre singular.
Mucho se ha escrito en los diarios sobre la vida de Tom Lantos, pero haber estado en el Congreso de los Estados Unidos fue una experiencia única. Centenares de invitados especiales se reunieron en el hall central. Entre la multitud reconocí a muchos políticos, entre ellos Bob Dole, Joe Lieberman y John Kerry. También había decenas de practicantes y personas que habían trabajado con Lantos durante las últimas tres décadas. Algunos portaban viejas fotos y panfletos de campañas políticas de otras épocas.
Estaba de pie junto a Brian quien había colaborado con Lantos en 1981. Brian llevaba puesto el prendedor identificario usado por Lantos en su primer campaña como candidato a ocupar una banca en la Cámara de Representantes. Evelyn Szelenyi, una estrecha colaboradora de Lantos que había llegado minutos antes desde California, reconoció a Brian y lo abrazó afectuosamente. Evelyn me contó, entre lágrimas, cómo era la relación de Lantos con los practicantes y con su equipo de colaboradores. Cómo era, ante todo, una persona cálida y abierta. Otro miembro del equipo se refirió a la energía que desplegaba Lantos. ”Nosotros teníamos alrededor de veinte años y el rondaba los setenta pero, a pesar de ello, no le podíamos seguir el ritmo.”
Durante la ceremonia dignatarios y familiares hablaron al público. Su esposa, Annette, dijo: ”Estuvimos juntos durante setenta años”. Tenián dos hijas, diecisiete nietos y dos bisnietos. Todos estaban presentes. Una de las nietas, Charity Sunshine Tilleman-Dick cantó desde el escenario las canciones favoritas de su abuelo. Condoleezza Rice mencionó el lugar central que los nietos ocupaban en la vida de Tom. Hizo referencia a la oportunidad en la que Lantos le pidió que diera un concierto de piano (Rice es una eximia pianista) en beneficio de las investigaciones sobre hipertensión pulmonar, la enfermedad que aqueja a Charity. Baruj Tenembaum, creador de la fundación Wallenberg, aún recuerda la ocasión en que la Secretaria de Estado ejecutó obras del repertorio clásico para una audiencia selecta.
Mucho se ha dicho acerca de la labor incansable de Lantos a favor de los derechos humanos un tema que, junto a la experiencia de haber eludido los campos de exterminio nazi gracias a Raoul Wallenberg, lo condujo a co-fundar hace diez años la FIRW.
Fue una mañana repleta de historias personales. Historias sobre viajes a Budapest, sobre una visita a una base aérea junto a Tzipi Livni, canciller israelí, sobre el amor de Lantos por sus perros y su pasión por la música y su familia. El rabino Schneier, el senador Shays y los representantes Steny Hoyer y Nancy Pelosi recordaron que Lantos era un sobreviviente del Holocausto que había llegado a Estados Unidos sin un centavo pero lleno de pasión por la causa de los derechos humanos, gran amigo del Estado de Israel y el primer sobreviviente de la Shoá en convertirse en miembro del congreso.
Bono, de U2, cantó junto a la audiencia lo que denominó jocosamente ”una canción compuesta por el famoso compositor húngaro Ion Van Lenon”: ”Todo lo que necesitas es amor”.
Así fue como Tom Lantos, nuestro co-fundador y querido amigo, fue recordado en un encuentro dominado por las lágrimas y las risas, por las historias y las canciones.