Rusia declaró hoy que no tienen datos que confirmen que Raúl Walenberg, el diplomático sueco que salvó de los nazis a decenas de miles de judíos, fuera ejecutado o envenenado por los servicios secretos en la cárcel soviética donde murió.
EFE ”No disponemos de documentos que confirmen esas hipótesis”, declaró a la prensa el jefe del departamento de archivos del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, ex KGB), Vasili Jristofórov, citado por la agencia Interfax.
En cambio, indicó, los archivos sí conservan documentos, incluido el parte médico, según los cuales ”Wallenberg murió en 1947 en la cárcel interna de los órganos de seguridad del Estado en Moscú a causa de un infarto de miocardio”.
El centro ruso de derechos humanos Memorial puso en duda esos documentos e insistió en la probabilidad de que el diplomático sueco fuese eliminado premeditadamente.
”Desconfiamos de la causa oficial de la muerte de Wallenberg.
Consideramos que, lo más probable, fue víctima de un asesinato médico”, afirmó un dirigente de Memorial, Arseni Roguinski, en alusión a un envenenamiento intencionado.
Por otra parte, dijo que una serie de datos indirectos confirman la fecha oficial de la muerte, el 17 de julio de 1947, y que no hay documentos que indiquen que el diplomático fuera enviado a un campo de trabajos forzosos del Gulag soviético.
El debate sobre este caso se reanudó después de que el director del FSB, Nikolái Pátrushev, entregara hoy copias de documentos secretos relativos a Wallenberg al Gran Rabino de Rusia, Berl Lazar, para el futuro Museo de la Tolerancia, el primero sobre la larga historia de los judíos en este país.
Wallenberg, nacido en 1912, fue durante la Segunda Guerra Mundial miembro de una misión diplomática sueca en Hungría, donde salvó a cerca de cien mil judíos de la muerte segura en los campos de concentración nazis, al extenderles salvoconductos para viajar a Suecia y contactar con la Cruz Roja Internacional.
Posteriormente, según la teoría más difundida, fue detenido en las afueras de Budapest por el Ejército Rojo, acusado de espionaje y trasladado a Moscú, donde murió en la cárcel en 1947, posiblemente eliminado por los servicios secretos.
Al tiempo, Jristofórov precisó hoy que en 1944 el Gobierno sueco pidió al NKVD, uno de los antecesores del KGB, que protegiera a Wallenberg en Budapest, por lo que aquel se entregó al Ejército soviético voluntariamente en enero de 1945.
Fue entonces, indicó, cuando el diplomático sueco fue detenido y trasladado a Moscú por orden directa del entonces viceministro de Defensa, Nikolái Bulgánin, aunque no se conservan documentos que expliquen las razones de esta decisión.
En la capital soviética Wallenberg ”fue recluido en la cárcel interna de la Lubianka y la prisión de Lefórtovo de NKGB y MGB (otros cuerpos de seguridad previos al KGB), donde murió en 1947”, señaló Jristofórov.
Agregó que el lugar del entierro se desconoce, pues, ”tras la muerte, el cuerpo fue incinerado, y allí se pierden la pista de sus cenizas”.
La Unión Soviética reconoció el arresto Wallenberg en 1957, en un memorando del entonces ministro de Exteriores, Andréi Gromiko, y sólo el 22 de diciembre del 2000, nueve años después de la desintegración de la URSS, la Fiscalía General de la nueva Rusia rehabilitó ”post mortem” al diplomático como víctima de represiones políticas.
La oficina fiscal explicó que ”cuerpos extrajudiciales soviéticos”, eufemística referencia al NKVD, arrestaron en 1945 ”sin cargos concretos” a Wallenberg y a su chófer, Vilmos Langfedler, que murieron dos años y medio después en los calabozos estalinistas.
Añadió que ambos fueron ”privados de su libertad por razones políticas” y por ser considerados ”socialmente peligrosos”.
Aunque la Fiscalía atribuyó la revelación del caso al ”trabajo de investigación” del FSB, lo cierto es que se produjo después de que anunciara la verdad el jefe del Comité para la Rehabilitación de Víctimas de la Represión Soviética.
Alexandr Yákovlev, ideólogo de la ”glasnost” o transparencia informativa con que la ”perestroika” del ex líder soviético Mijaíl Gorbachov dio la puntilla a la URSS, declaró un mes antes que no existían dudas de que ”Wallenberg fue ejecutado en la Lubianka”.
Valeri Kondratov, jefe del departamento de rehabilitación de víctimas de las represiones políticas de la Fiscalía Militar rusa, afirmó en 2001 que, según algunos documentos del ”dossier” de Wallenberg, NKVD sospechaba que fuera un espía alemán, aunque nunca halló ”ninguna prueba documental” de ello.
Los investigadores atribuyen la eliminación de toda pista sobre el diplomático a la paranoia del poder soviético y su embarazo por la muerte de una persona que luchó con su inteligencia contra los mismos nazis a los que la URSS combatió con las armas.