julio 1, 2007

El diario de Eichmann revela la ayuda que la Iglesia Católica prestaba a los judíos

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Después de haber custodiado los diarios de Adolf Eichman durante casi 40 años, el gobierno israelí los hizo públicos a comienzos del mes de marzo. Eichmann, un teniente coronel de las SS nazis, fue ejecutado en 1962 en Israel por ”crímenes en contra del pueblo judío y en contra de la humanidad”.

Eichmann escribió estos diarios durante los meses siguientes a que fuera dictada su sentencia de muerte. Eran especialmente fríos en la descripción que hacían sobre la manera en que el régimen nazi llegó a la ”Solución Final” contra los judíos, y la forma en que se implementó la exterminación.

Las páginas resultan sumamente interesantes en cuanto al estudio de la posición del Vaticano sobre la persecución a los judíos. Algunas personas acusan a la Iglesia por no haber hecho nada en octubre de 1943, momento en que los nazis comenzaron a deportar a los judíos de su ”ghetto” en Roma. Sin embargo, Eichmann escribió que el Vaticano ”protestó de manera vigorosa respecto del arresto a los judíos, solicitando se interrumpieran de inmediato dichas acciones, caso contrario, el Papa las denunciaría públicamente”.

Confirmación

Esta es una confirmación de la tesis de los historiadores que recopilaron documentos sobre la acción realizada por el Vaticano en defensa de los judíos durante aquellos años oscuros. Debe considerarse que Roma se encontraba ocupada, y que la Iglesia era la única institución que tuvo el coraje de denunciar el accionar nazi.

En un capítulo dedicado a Italia, Eichmann explica que ”el 6 de octubre de 1943, el Embajador Moelhausen envió un mensaje telegráfico al Ministro de Relaciones Exteriores Ribbentrop, mediante el cual le dice que el General Keppler, comandante de las SS en Roma, había recibido una orden especial desde Berlín: debía arrestar 8.000 judíos que se encontraban viviendo en Roma y deportarlos al norte de Italia, donde serían exterminados. El General Stahel, comandante de las fuerzas alemanas en Roma, le explicó al Embajador Moehausen que, desde su punto de vista, sería mejor utilizar a los judíos para trabajos forzados. El 9 de octubre, sin embargo, Ribbentrop respondió que los 8.000 judíos de Roma debían ser deportados al campo concentración de Mathausen. Enfatizó, durante el testimonio bajo juramento en la prisión militar de Gaeta, el 27 de junio de 1961, Keppler dijo que fue en esa órden la primera vez que había escuchado el término ”Solución Final”.

”En ese momento, mi oficina recibió una copia de una carta, enviada por la Iglesia Católica en Roma, en la persona del Obispo Hudal dirigida al comandante de las fuerzas alemanas en Roma, General Stahel, que inmediatamente entregué a mis superiores directos. La Iglesia reclamó con mucho vigor sobre el arresto de judíos con ciudadanía italiana, solicitando que dichas acciones se interrumpieran de forma inmediata en todo Roma y sus alrededores. Caso contrario, el Papa lo denunciaría públicamente.

Deportación

”La Curia se encontraba especialmente enojada porque estos incidentes estaban ocurriendo prácticamente bajo las ventanas del Vaticano. Pero, precisamente en ese momento, sin prestar atención alguna a la posición de la Iglesia, el gobierno fascista italiano aprobó una ley a través de la cual se ordenaba la deportación de todos los judíos italianos a los campos de concentración”, Eichmann escribió en su diario.

”Las objeciones dadas y la demora excesiva en tomar los pasos necesarios para completar la implementación de la operación, ocasionaron que la mayoría de los judíos italianos pudieran esconderse y escapar de la captura,” escribió Eichmann. Muchos de ellos se escondieron en conventos o fueron ayudados por hombres y mujeres de la Iglesia.

Traducido por Graciela Forman