DISCURSO PARA LA INAUGURACIÓN DE LA MUESTRA FOTODOCUMENTAL ”LOS JUSTOS”
Este acto de conmemoración tiene por objeto honrar a aquellos austríacos no judíos que, en los tiempos más oscuros, ayudaron a sus compatriotas judíos, arriesgando sus propias vidas con el fin de salvarlos del Holocausto.
Las fotografías que hoy aquí se exponen, proceden del lugar conmemorativo de Yad Vashem en Jerusalén, en dónde se esforzaron por hacer públicas las acciones de los denominados ”justos” para demostrarnos que el humanismo no puede ser reprimido totalmente, ni siquiera bajo un régimen totalitario. Estos justos – héroes del Holocausto – constituyen un ejemplo edificante tanto para la generación actual como para las futuras.
Arriesgaron sus vidas simplemente por razones humanitarias, no los movían intereses materiales o personales. Se orientaron de acuerdo con los valores de la civilización, por sobre todo en la creencia, que el ser humano ha sido creado como viva imagen de Dios y que los diez mandamientos, por sobre todo la prohibición de matar, posee validez universal. Durante la época del régimen nazi colapsaron valores como el derecho a la vida, a la salud, a la propiedad y a la igualdad de todos los seres humanos.
El involucramiento masivo de austríacos en los crímenes del régimen nazi ha sido ampliamente documentado por la ciencia, más recientemente por la Comisión de Historiadores de la República de Austria.
Las fotografías que aquí vemos pertenecen a la selección de 86 austríacos (47 mujeres y 39 hombres), que se defendieron activamente en contra de estos crímenes. Pero sólo pocos se rebelaron – muy pocos. Nadaron en contra de la corriente y se decidieron por lo bueno, en contra de lo malo o de la indiferencia.
Estos justos, hombres y mujeres, debieron de operar en forma secreta, en un ambiente hostil, corriendo permanentemente el riesgo de ser delatados y sin apoyo. En consecuencia, sus acciones pueden considerarse como expresión de heroísmo. Parece importante, que las generaciones venideras sepan que en medio de la brutalidad del crimen, el colaboracionismo, el silencio y la indiferencia, otra conducta era posible, si bien sólo unos pocos se animaron.
Los justos se rebelaron concientemente contra leyes – leyes inhumanas, que no consideraban a los compatriotas judíos como personas equivalentes, sino como bestias pertenecientes a una raza enemiga. Las leyes reglan nuestra vida en común y bajo condiciones normales es obligación de cada uno de nosotros, respetar las mismas. Pero la obligación desaparece, cuando un régimen quiere convertir la injusticia en justicia. Si los justos eran considerados, en aquellos tiempos de la injusticia, como delincuentes, nosotros hoy los vemos como ejemplo de valor y coraje cívico.
Austria tenía una larga tradición de antisemitismo, que representaba a una amplia franja de la población. En algunos casos hasta fue más fuerte que en la vecina Alemania provocando, inclusive antes de la época del régimen nazi, un aislamiento de los compatriotas judíos, que tuvo como consecuencia que en el peor momento, se encontraran muy pocos dispuestos a ayudar. Un pequeño paso separaba al antisemitismo verbal del real. Esta situación de fondo le dificultó enormemente a los justos, ayudar a sus compatriotas judíos.
Los justos pueden ordenarse en cuatro categorías:
- Once personas desarrollaron su actividad fuera del territorio austríaco o alrededor de ghetos, campos de trabajo o de concentración. Bajo este grupo se encuentran gerentes de empresas cuyos dueños judíos habían sido expropiados y funcionarios, así como prisioneros políticos en los campos. Este grupo se caracteriza por su alta politización, generalmente de tendencia izquierdista. En este grupo se encuentran también tres soldados pertenecientes a las fuerzas armadas alemanas (Wehrmacht).
- 36 personas, en su mayoría mujeres, escondieron a conocidos judíos o les ayudaron a encontrar refugio. Algunas de estas mujeres ayudaron a varias personas. La mayoría de ellas vivían en Viena y a raíz de ello, tenían más contacto con compatriotas judíos que en otras regiones del país. Los justos de este grupo no pertenecían a un status social especial, de manera que dar refugio significaba una pesada carga para sus ya escasos recursos.
- 28 personas salvaron judíos en la última etapa de la guerra, cuando muchas víctimas del Este de Europa trataron de salvarse pasando por Austria rumbo a occidente. Estas situaciones se produjeron en Viena o también durante las denominadas ”marchas de la muerte”, manifestándose a través del otorgamiento de refugio o ayuda con víveres. Tanto los justos como los salvados no habían tenido contacto alguno previamente.
- Otros seis justos desempeñaron sus tareas en el extranjero, después de haber tenido que abandonar Austria posteriormente a la anexión.
A título personal, me gustaría contarles una historia de la cual fue protagonista mi tío en aquellos oscuros años. El fue un bailarín clásico muy renombrado, partenaire de la inolvidable Grete Wiesenthal y dueño de una academia de danzas en el corazón de Viena, en el ”Graben”. (Aquí continúa una breve referencia a un hecho que protagonizó con un miembro de las SS).
Como ciudadana argentina que también soy, no puedo menos que citar al conocido escritor argentino Ernesto Sábato, autor por otra parte del tristemente célebre ”Nunca más”, ”los héroes no abundan en el mundo”.
Estos 86 justos fueron en su mayoría personas normales. Si bien su posición en la sociedad austríaca no refleja exactamente a la misma en su conjunto, tampoco puede decirse que no fueran parte de ella. Lo poco común en ellos fue, no solamente su simpatía con los perseguidos, sino que osaron nadar contra la corriente. Demostraron ser verdaderos seres humanos.
Muchas gracias por Vuestra atención.
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