Hace 10 años fue colocado en la Catedral porteña
Recuerda a las víctimas del Holocausto y de los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel en la Argentina.
Se cumple por estos días una década de un singular gesto interreligioso: la colocación en la catedral metropolitana de un mural que recuerda a las víctimas del Holocausto y de los atentados en el país a la embajada de Israel y la sede de la AMIA. El templo católico mayor de Buenos Aires se convirtió, así, en la primera catedral del mundo en contar con una evocación semejante.
La iniciativa fue de Baruj Tenenbaum, pionero del diálogo judeo–católico en el país, fundador de la Casa Argentina e n Israel–Tierra Santa y lña Fundación Wallenberg, y contó con el entusiasta respaldo del cardenal Antonio Quarracino, entonces arzobispo de Buenos Aires. La colocación se concretó el 19 de abril de 1977 y junto a Tenembaum y Quarracino estuvo el premio Nobel de la Paz Lech Walesa.
El mural tiene dos cristales donde se exhiben hojas de libros de rezo rescatadas de las ruinas de los campos de concentración de Treblinka y Auschwitz que siguen las técnicas utilizadas en el siglo XVIII. Cuenta también con una partitura del Kadish (oración por los muertos) y las portadas de dos libros: uno de fábulas en idish hallado entre los escombros de la mutual judía y otro del Libro de Samuel, encontrado durante la búsqueda de sobrevivientes, horas después del estallido en la sede diplomática israelí. En el recordatorio también se incorporó un ejemplar de la Hagadá de Pesaj rescatado de un campo de concentración en 1942, donado por Miriam Kesler, hija de una de las víctimas.
Originalmente, el mural había sido colocado en la capilla de Santa Teresa de la catedral. Pero luego fue trasladado a otra capilla interna, la denominada Virgen de Luján, donde descansan los restos de Quarracino. Es que el cardenal, poco antes de morir, había expresado su deseo de que sus restos estuvieran junto al mural en señal de afecto y solidaridad con el pueblo judío.
”El lugar definitivo del mural estará ligado al descanso que aguardo dentro de la catedral para continuar pregonando la fraternidad, como lo he hecho toda mi vida”, escribió Quarracino.
Una réplica del mural fue inaugurada en la iglesia de Vaterunser Kirche de Berlín, en 2004.