La Fundación Internacional Raoul Wallenberg anunció, en el año 2000, el lanzamiento de un Comité especial para promover el reconocimiento internacional a las acciones humanitarias desplegadas por el Nuncio Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963), luego Papa Juan XXIII. Este Comité fue conformado por renombradas personalidades que cooperan voluntariamente con esta iniciativa sin precedentes.
La Organización Interconfesional Casa Argentina en Jerusalem, que más tarde creara la FIRW, ya había rendido un homenaje al Papa Juan XXIII en Israel, al abrir una Sala especial que lleva su nombre en 1972.
Roncalli fue electo Papa en 1958 y tomó el nombre de Juan XXIII. Comenzó una extraordinaria revolución dentro de la Iglesia Católica al promover el Concilio Vaticano Segundo, un hito histórico que redefinió completamente la relación entre la Iglesia y el Judaísmo.
Este punto de inflexión en la historia de las relaciones Judeo-Católicas no fue el resultado del azar u oportunismo político; fue el testimonio que confirmó una nueva actitud hacia el pueblo judío. Una verdadera transformación originada en los sentimientos y profundo sentido de reconciliación de Monseñor Roncalli.
De acuerdo a los informes de la investigación llevada a cabo por el Comité, Angelo Roncalli arriesgó su posición y seguridad al proveer miles de visas turcas, certificados de bautismo ”temporarios”, y certificados de inmigración, autorizando la entrada a Palestina de judíos húngaros perseguidos por los Nazis. De acuerdo a testimonios dados en el Juicio de Nuremberg, sus intervenciones ayudaron a salvar decenas de miles de personas. Fuentes Católicas dicen que alrededor de 80.000 certificados fueron otorgados. Roncalli también estuvo involucrado en el destino de judíos de Francia, Eslovaquia, Croacia, Bulgaria Rumania e Italia.
Monseñor Roncalli no solo actuó directamente para salvar miles de hombres, mujeres y niños condenados al exterminio, también fue una persona incansable que durante la guerra denuncio el genocidio llevado a cabo por los nazis ante el Vaticano y a las naciones aliadas.
La tenacidad y el compromiso determinado de Monseñor Roncalli con quienes sufrían, su amplio criterio y visión profética explican la coherencia de su vida y trabajo. La humanidad todavía tiene mucho que aprender de su maravilloso apostolado.
Es mi privilegio, entonces, presentar este trabajo que llevó largos meses de investigación y edición.
Cordialmente,
Baruch Tenembaum
Fundador de FIRW