Breve Reseña Biográfica:
Alfonso Durán nació en San Juan de Puerto Rico, en las Antillas, el 21 de enero de 1883. Llegó a Santa Fe siendo muy chico y cursó sus estudios primarios en la escuela Domingo Faustino Sarmiento, y el bachillerato en el Colegio Inmaculada Concepción en el Seminario anexo. Finalizados sus estudios, fue nombrado profesor de Literatura del Seminario y de Castellano en la Escuela Industrial de la Nación y en el Colegio Nacional, jubilándose en este último con treinta y un años de profesorado.
A su labor como educador hay que sumarle su profunda preocupación por todo lo concerniente a los temas relacionados con nuestra historia y nuestra cultura. Fue miembro fundador de la Junta de Estudios Históricos, de la Comisión Municipal de Cultura y de la Biblioteca Popular Hogar del Maestro. Además colaboró con numerosos artículos periodísticos en distintos diarios tanto del ámbito provincial como nacional; ”La Nación”, ”La Prensa”, ”El Litoral” y ”La Capital”.
Se destaca también su prolífera producción literaria, que abarcó géneros tales como la poesía y la novela, logrando reconocimiento no sólo en el país sino también en el extranjero. En su obra se nota una marcada influencia de la poesía lírica y épica a través de una envidiable facilidad para expresar la interioridad de sus sentimientos y emociones, como también, en las geniales descripciones determinadas por la acción y la aventura de los hechos extraordinarios que glorificaron a nuestro pueblo.
Algunas de sus obras son: ”Bajo el sol cotidiano”, ”De lo humano y lo divino” y ”Las ánforas sonoras” (Poesía), ”Los Argentinos” (Épica), ”Las mártires ignoradas” (Novela), ”Estanislao López y la tragedia de Barranca Yaco” (Histórica), ”Otro poco de mi siembra” (Algunos de sus discursos y conferencias), ”La Virgen de Guadalupe en Santa Fe” (Religioso), entre otras.
A su actividad como educador, historiador y poeta, debe agregársele su inmensa y desinteresada acción solidaria. Esta lo llevó a fundar el Hogar ”Atanasia Hernando de Durán” -más conocido como Casa Cuna– cuyo edificio fue costeado de su propio bolsillo, transformándose no sólo en el sostenedor material sino también espiritual del mencionado orfanato, al cual le puso el nombre de su madre por reconocer en ella la fuente de toda su inspiración moral y de honda raíz cristiana.
Fundó la Asociación del Magisterio Católico, presidió el Patronato de Menores de la Provincia, asesoró a distintas entidades, entre ellas, la Asociación Civil ”El Centavo” y fue Capellán del Colegio Adoratrices. Su apostolado y filantropía no reconocieron fronteras, tanto es así, que su alto sentido ecuménico, en pos de la igualdad y de la justicia lo llevó a comprometerse en la defensa de la colectividad judía y de los distintos pueblos y razas del mundo cuando la sombra oscura del racismo y la discriminación los amenazaba.