La operación de Wallenberg en Hungría iba a ser una de las casi media docena de operaciones similares, aunque esta se convirtió en la más sensacional. El Congreso Judío Internacional iba a elegir a una persona para la asignatura a través del doctor Marcus Ehrenpreis, Gran Rabino de Estocolmo. Aunque al final Koloman Lauer, un judío húngaro director de una empresa comercial, sugirió a Raoul Wallenberg. Inicialmente la sugerencia de Lauer se encontró con un gran escepticismo como consecuencia de la falta de experiencia diplomática de Wallenberg y de su corta edad, tenía 32 años en ese momento. Sin embargo, Wallenberg tenía dos importantes cualidades: su famoso apellido de reconocimiento mundial y su personalidad ganadora. Se había descripto a Wallenberg como brillante, enérgico y valeroso. Al final, Iveer Olsen, siendo representante de la Agencia de Refugiados de Guerra como así también de la Agencia de Servicios Estratégicos (OSS: luego conocida como CIA) en Estocolmo, aseguró el mismo las cualidades de Raoul Wallenberg y obtuvo la aceptación de su misión del Ministerio Sueco de Asuntos Exteriores. Los arreglos principales del trabajo de Wallenberg en Budapest eran los de proveerlo de un pasaporte diplomático y tener el puesto de secretario en la Legación sueca (Embajada) en Hungría. No recibiría instrucciones del Ministerio Exterior Sueco sino de la Agencia de Refugiados de Guerra, la cual junto con el Comité de Distribución Conjunto Sueco (JOINT) también generarían los recursos necesarios para su misión. No se halló ningún documento en el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre la designación de Wallenberg, por lo tanto no trabajaba realmente para el Gobierno sueco, aunque se lo incluía dentro del personal de la Legación Sueca. Se debe señalar que Wallenberg no estaba actuando bajo el nombre de la Agencia de Refugiados de Guerra, incluso si en efecto trabajaba para ella. No debía dar instrucciones detalla das sino lineamientos generales. Estos lineamientos incluían un compendio de los arreglos financieros, descripciones de varias rutas de escape desde Budapest y una lista de contactos valiosos en el área.
Al momento de llegada de Wallenberg a Hungría, alrededor de 400.000 hombres, mujeres y niños judíos de la provincia ya había sido deportados a los campos de exterminio en Polonia, bajo la dirección de Adolf Eichmann. Sólo 200.000 judíos quedaban en la capital. Eichmann se preparaba entonces para borrar a la población judía completa en un corto período de tiempo. Poco después de su llegada, Wallenberg organizó la creación de un departamento especial en la Legación Sueca, a cargo de salvar a judíos. El plantel estaba formado por voluntarios judíos, quienes sumaban más de 300 en los últimos meses de la operación. La Legación Sueca en Budapest ya estaba emitiendo pasaportes provisionales y certificados antes de la llegada de Wallenberg, a aquellos judíos con conexiones suecas. El primer trabajo de Wallenberg se convirtió en extender esta idea y empezar a producir estos documentos de protección en masa. Había aprendido con anterioridad sobre las debilidades alemanas y húngaras por los simbolismos extranjeros. Por lo tanto, se diseño un pasaporte de protección impresionante (”schutz-pass” en alemán) impreso en amarillo y azul con el escudo de las Tres Coronas en el medio. En realidad estos pasaportes no tenían ningún valor desde el punto de vista del derecho internacional. Con métodos bastante escandalosos y muy poco convencionales (desde soborno hasta amenazas extorsivas) tuvo éxito en la emisión de más de 10.000 de estos pasaportes de protección. A medida que las tácticas de Eichmann se volvían más brutales, Wallenberg constituía una red de ”Casas Suecas”, donde los judíos podían buscar refugio. El número de judíos refugiados en estas casas pronto se elevó a casi 15.000 personas. Como un último esfuerzo, antes de desaparecer en el sistema penitenciario soviético, Wallenberg detuvo una masacre ordenada de 50.000 judíos en el guetto judío de Budapest. Dos días después llegaron las tropas de la Unión soviética hallando 120. 000 judíos viviendo en Budapest. Algunas estimaciones indican que se le debe dar crédito a Wallenberg por haber salvado alrededor de 100.000 de ellos.