Por las víctimas del antisemitismo en la Catedral porteña
Son testimonios de un inmenso dolor y, al mismo tiempo, de un ferviente deseo de diálogo y hermandad. Fragmentos del Libro de Samuel, rescatados de los escombros de la Embajada de Israel; trozos del Talmud y de un libro de fábulas en yiddish, hallados entre las ruinas de la AMIA; comparten un espacio junto a una oración Halel y un libro de rezos, salvados de los campos de concentración de Auschwitz y Treblinka. Además de esas reliquias, hay una partitura del Kadish de la sinagoga del gueto de Varsovia. Textos de sobrevivencia, de vida después de la muerte, que comparten un lugar único en el mundo: la Catedral de Buenos Aires.
Todos esos testimonios del sufrimiento, convertidos en símbolo del encuentro entre católicos y judíos, están guardados entre dos paneles de vidrio y son considerados imágenes religiosas en la capilla de la Virgen de Luján, junto a la tumba del cardenal Antonio Quarracino.
Personalidades del mundo entero, como Elie Wiesel, Shimon Peres, Lech Walesa y el cardenal arzobispo de Nueva York, John O’Connor, apoyaron este recordatorio de las víctimas del antisemitismo. El mural fue diseñado por el arquitecto Norberto Silva y construido por el famoso platerista Carlos Daniel Pallarols. El marco, bruñido con piedras de ágata, tiene en sus esquinas los símbolos de la Menorah, el Arbol de la Vida, la estrella de David y las Tablas de la Ley. Gracias a la Fundación Raoul Wallenberg, a la Casa Argentina en Jerusalem y a la decisión de monseñor Quarracino, un ferviente trabajador de la amistad judeocristiana, se trata de un monumento único en el mundo en homenaje a las víctimas del Holocausto(1933-1945) y a los asesinados en los atentados contra la Embajada, el 17 de marzo de 1992, y contra la AMIA, el 18 de julio de 1994.
Quarracino falleció el 28 de febrero de 1998 y, en una carta póstuma dirigida a Baruj Tenembaum, pidió que el mural estuviera cerca de su tumba en la Catedral ”para continuar pregonando la fraternidad, como lo he hecho toda mi vida”. El cardenal, cuya labor por el diálogo fue continuada por su sucesor, el cardenal Jorge Bergoglio, sostuvo que ”si algún cristiano incurre en antisemitismo comete un pecado contra la ley y un acto inaceptable desde el punto de vista religioso”.
A instancias de una gestión personal realizada por Tenembaum ante el presidente de Alemania, Johannes Rau, y la Iglesia Evangélica de Alemania, una réplica de este monumento único será colocada en la iglesia Vaterunser de Berlín. Se hará con la colaboración de la embajada de Alemania en Argentina,la Fundación Wallenberg y la Iglesia Evangélica de Alemania. Se ampliará así ese mensaje de paz, inaugurado el 14 de abril de 1997,y visto en ese período por unas seis millones de personas que visitaron la Catedral de Buenos Aires.