En los considerandos del jurado se consigna que ”Los galardonados se hacen acreedores al Premio Internacional Sousa Mendes por su compromiso inalterable a lo largo de los años con la labor de esclarecer, difundir masivamente y educar manteniendo como regla directriz de su comportamiento los valores humanitarios que distinguieron a Aristides de Sousa Mendes, Raoul Wallenberg, el diplomático brasileño Luis Martins de Souza Dantas y a tantos otros funcionarios públicos quienes, a riesgo de sus propias vidas y contra las directivas de sus respectivos gobiernos, dieron lo mejor de si mismos para auxiliar al prójimo necesitado en uno de los períodos más tenebrosos de la historia como lo fue el Holocausto.”
El comunicado agrega que ”La obra histórica y periodística de José Ignacio García Hamilton y Nicholas John Tozer es un ejemplo vivo de dos nobles profesiónes puestas al servicio del bien común y de la defensa de los derechos inalienables de la persona, tales como las libertades de opinión y de culto; prerrogativas que en el ejercicio pleno de la democracia pueden parecer dadas por gracia de la naturaleza. Sin embargo, la historia nos enseña que son frágiles tesoros que sólo se conservan merced a las acciones de quienes las reivindican y defienden día a dia del barbarismo, las tiranías y los regímenes despóticos.”
¿Quién fue Aristides de Sousa Mendes?
Arístides de Sousa Mendes era el Cónsul General de Portugal en Bordeaux, Francia, en la primavera de 1940 cuando la ‘blitzkrieg’ (guerra relámpago) nazi desbordó las defensas francesas en Sedán el 14 de mayo.
Una multitud de refugiados de diversas nacionalidades, entre ellos miles de judíos, llegó a la ciudad francesa con la esperanza de obtener una visa de tránsito hacia Portugal desde cuyos puertos se podía viajar a América.
A pesar de las directivas del gobierno del dictador portugués Premier Antonio de Oliveira Salazar que prohibían a sus diplomáticos extender visas ‘a judíos expulsados de sus países de origen’, Sousa Mendes emitió miles de permisos de tránsito no sólo en Bordeaux sino también en Bayona y en las calles de Hendaya, en la frontera con España. Gracias a su gestión alrededor de treinta mil refugiados recibieron ayuda, entre ellos diez mil judíos que evitaron la muerte en los campos de exterminio. ‘Entregaré una visa a toda persona que la necesite, pueda o no pueda pagarla. Actuaré como mi conciencia de cristiano me lo indica’, solía decir.
Por desobedecer al dictador fue expulsado sin beneficios del servicio exterior portugués y la mención de su nombre fue prohibida por décadas en Portugal. Vivió el resto de sus días como un marginado, perdió su casa y murió en la más absoluta pobreza el 3 de abril de 1954. Recién en 1987 el Presidente Mario Soares le otorgó a Sousa Mendes la Orden de la Libertad y públicamente pidió perdón a sus familiares por las injusticias cometidas.