Entre Francia y el Holocausto, existió durante muchos años un gran silencio. Sin duda alguna, después de la guerra los saqueos y las expoliaciones fueron reconocidas e indemnizadas, como lo explicaré. Pero han sido consideradas por el legislador francés de los años 45 a 50 como «estragos de guerra» entre otros. Cuidadosa de no evocar demasiado la participación del Estado francés, la del régimen de Vichy del Mariscal PETAIN en el Holocausto, Francia de la cuarta República eligió esta linea de conducta, que fue por otra parte la elegida por el General de GAULLE, Jefe del Gobierno provisorio de la República Francesa desde la liberación en agosto 1944.
Los sobrevivientes del Holocausto y sus hijos (la segunda generación) también guardaron, de inmediato, silencio. Es sólo en la tercer generación que comenzaron a plantearse preguntas. Es ahí cuando percibimos que una faz de la Historia de Francia había desaparecido. A partir de 1990 se los ha, de a poco, vuelto a poner en juego : la Justicia desempeño su papel (proceso PAPON), el Ejecutivo reconoció las responsabilidades de sus predecesores y por fin asumió la terrible responsabilidad moral y material de la Francia de Vichy, y el legislador completó con la adopción de medidas legislativas.
Es lo que voy a tratar de exponer en los cuatro capítulos siguientes :
- Primero, las comunidades judías en Francia durante la segunda guerra mundial.
- Segundo, Francia después de la guerra y las consecuencias de la Shoah.
- Tercero, la acción emprendida desde 1995
- Y por fin, la dimensión diplomática de esta acción.
Las comunidades judías en Francia durante la segunda guerra mundial
A – Las comunidades judías se componían de varias comunidades distintas :
Existía, en primer lugar, una comunidad judía instalada en Francia, que poseía la nacionalidad y disponía según los textos de la época de Napoleón, de todos los derechos de los ciudadanos franceses. Esta comunidad representaba alrededor de 250.000 personas, o sea el 0,7% de la población que vivía en Francia en 1939
Y, en segundo lugar, las Comunidades judías refugiadas en Francia, que habían huido de las persecuciones de las que eran objeto por el nazismo en Alemania, en Austria y en todos los países ocupados por el Tercer Reich.
B – Francia luego de la derrota de 1940, fue ocupada primero parcialmente luego, a partir de 1942, completamente. Las comunidades judías buscaron naturalmente dirigirse a la parte del territorio que no estaba bajo la dominación alemana directa. Entonces poco a poco la tragedia de la Shoah se instaló, ayudada por otra parte en su funcionamiento cotidiano por la administración (Prefectura, Policía, Gendarmería) y las empresas francesas (SNCF).
A partir de octubre de 1940, una ley fijaba el estatuto de los Judios y los desterraba de los empleos públicos y la creación, en marzo de 1941 de un Comisariado general para las cuestiones judias marcaron el lanzamiento de la política antisemita de Vichy. Es así como se abrieron campos de reclusión en territorio francés en zona Sur (Gurs, Les Miles, le Vernet, Rivesaltes) como en Norte (Pithiviers, Beaune-la-Rolande, Drancy).
La manifestación fehaciente de este trágico acontecimiento fue en julio 1942, el saqueo del Vel d’Hiv, en Paris, donde cerca de 13.000 judios parisienses han sido reunidos en ese velódromo antes de ser enviados al campo de Drancy, en las afueras de Paris, y luego a los campos de la muerte en Alemania con la colaboración de funcionarios franceses.
En total, 76.000 judíos que vivían en Francia fueron deportados a Alemania. Una ínfima minoría regresó.
Además, las comunidades judías fueron espoliadas y saqueadas : una ley del régimen de Vichy de 1941 decidió «organizar» a las empresas y las acciones guardadas por esas comunidades. Una «multa» de mil millones de Francos fue descontada. Las cuentas bloqueadas representaron mil doscientos millones de Francos y los títulos (acciones y obligaciones) seis mil millones.
A esto se agregan los objetos de toda naturaleza saqueados por los Alemanes, abandonados detrás de ellos en Francia o transportados a Alemania. En ese conjunto de bienes, las obras de arte tuvieron un status privilegiado: las mismas focalizan la atención de la opinión pública hoy como atizaron las codicias alemanas durante la guerra y movilizaron las resistencias del personal de los museos. Cuatro sub-conjuntos se pueden distinguir:
– las obras de arte, archivos y bibliotecas que fueron el blanco de «Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg»,
– los mobiliarios mudados por la «Mobel Aktion»,
– los objetos diversos, requisados o saqueados aquí y allá, como los 8.000 pianos, de los cuales se encontraron 2.000 después de la guerra,
– el oro y los valores saqueados en alrededor de 400 cofres por el «Devisenschutzkommando».
En estos cuatro casos, la iniciativa fue alemana y la responsabilidad de Vichy no está directamente en juego.
Francia después de la guerra y las consecuencias de la Shoah
Desde el fin de la Segunda Guerra mundial, los diferentes gobiernos franceses que han estado en el poder han puesto en marcha una política de reconstrucción tanto física como moral. Efectivamente, era necesario volver a crear
una identidad francesa que rompiera de forma duradera con Vichy, demostrando que ese gobierno, calificado como «autoridad de hecho» había sido sólo un «paréntesis» en la historia francesa.
Esta identidad se construyó sobre la base de una nueva versión de la historia de Francia bajo la ocupación. El 9 de agosto de 1944, el General de GAULLE especifica en una ordenanza «relativa al restablecimiento de la legalidad republicana sobre el territorio continental, que son «nulos y ningún efecto todos los actos constitucionales, legislativos o reglamentarios así como los decretos tomados para su ejecución» promulgados desde el 16 de junio de 1940, fecha de dimisión de Paul Reynaud.
La Resistencia, a pesar de ser minoritaria, se puso en evidencia y se magnificó, lo que innegablemente condujo al rechazo de la memoria de la Shoah.
La cuestión judía, del mismo modo que la participación del gobierno francés establecido de 1940 a 1944 con la política hitleriana fueron muy poco mencionados, y en 1951 y 1953 dos leyes de amnistia en favor de los colaboracionistas sancionadas por la Corte de Justicia y la Cámaras Cívicas en la Liberación fueron votadas.
Las restituciones no constituyen la simétrica de la expoliación. Por razones políticas e ideológicas en principio. La República restaurada no quiso proceder como Vichy, por medidas de excepción al revés. Procedió por vía legislativa y judicial, lo que trajo dos consecuencias. Por un lado, una menor visibilidad de la restitución, ya que la misma depende del derecho común. La indemnización de los saqueos es en ese punto ejemplar, ya que ninguna diferencia fue establecida entre los bienes saqueados a los judíos por los nazis o los milicianos y aquellos saqueados por las tropas francesas o alemanas durante la derrota o destruidos por los bombardeos. Fueron asimilados a saqueos de guerra e indemnizados como tales por ordenanza del 8 de septiembre de 1945 y la ley del 28 de octubre de 1946 para los saqueos de departamentos, con, sin embargo, una disposición esencial para todas las víctimas: la posibilidad de establecer la prueba y su perjuicio por simple declaración bajo juramente. Por otra parte, lentitudes, ligadas a la elaboración democrática de los textos legislativos (ordenanzas de 1944 y de 1945, pués ley de 1948), luego a los procesos judiciales a pesar de la elección del proceso rápido del referido.
En resumen, la restitución, funcionó al mismo tiempo bien y mal, Bien, porque las familias que constituyeron sus legajos, pudieron recuperar el 90 a 95% de los bienes espoliados. Los bienes no recuperados tienen un valor sensiblemente inferior a aquellos que fueron recobrados.
Sobre los fondos espoliados (7 250 millones de francos) las sumas no restituidas representan 1 957 millones de francos: hubo entonces sumas importantes no restituidas.
Esto fue debido, por una parte a la desaparición de las familias por efecto de la Shoah, pero también por el hecho que la Francia de de GAULLE, después de la Cuarta República y finalmente de la Quinta, no quiso subrayar las responsabilidades del régimen de Vichy. Las comunidades judías por sí mismas dieron prueba en los años 45 a 85 de una gran discreción. Era un tema del que no se hablaba. Yo tuve también durante una parte de mi infancia en el liceo parisino en donde era alumno un amigo muy querido, judío, pero del que me enteré muy recientemente que su familia había sido diezmada por la Shoah.
Recién a fines del año 1970 se observa un cierto despertar de la memoria judía, principalmente puesta en marcha por Beate y Serge Klarsfeld quienes, gracias a sus búsquedas, reclamaron el juicio de los responsables nazis y de sus colaboradores franceses.
Es así como se han llevado a cabo las causas de Jean Leguay, representante de Jean Bousquet ante las autoridades alemanas de la zona ocupada, condenado en 1979 por crímenes contra la Humanidad; la de Klaus Barbie, Jefe de la Gestapo en Lyon, condenado en 1987 a prisión perpetua. Respecto a Paul Touvier, Jefe de la Milica en Lyon y en Chambéry, fue culpado en 1981, pero liberado en 1992 por un decreto de sobreseimiento general de la cámara de acusación del Tribunal de Apelación de Paris. Maurice Papon, alto funcionario del gobierno de Vichy y secretario general de La Gironde de 1942 a 1944 fue igualmente condenado en 1998.
La acción emprendida desde 1995
Nuestro país ha reconocido, el 16 de julio de 1995, por boca del Presidente de la República, el carácter imborrable de los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial contra las comunidades judías que vivían en Francia y el aspecto imprescriptible de la deuda en ese sentido. Los gobiernos desde entonces decidieron poner todo en marcha para que Francia pueda finalmente mirar su propia historia con lucidez, es decir con el coraje de la inteligencia.
Decidió entonces crear una comisión de estudio de esas expoliaciones que fue encargada por el gobierno de evaluar su amplitud y proponer acciones para aquellos de esos bienes expoliados que estuvieran aún en manos de instituciones públicas francesas.
La Presidencia de la comisión fue confiada por el gobierno del Primer Ministro Alain JUPPE, el 5 de febrero de 1997, al Señor Jean MATTEOLI, Presidente del Consejo económico y social, antiguo deportado de la Resistencia. Por decisión del 25 de marzo de 1997, publicado en el Boletín Oficial del 26, el grupo comprendía al Señor Adolphe STEG, Vicepresidente, los Señores Jean FAVIER, Presidente de la Comisión francesa para la UNESCO, Jean KAHN, Presidente del Consistorio Nacional; Serge KLARSFELD del cual ya hablamos; Alain PIERRET, ex Embajador de Francia en Israel, y la Señora. Annette WIEVIORKA, historiadora. El Señor François FURET, historiador, que también formaba parte, falleció el 12 de julio de 1997.
La comisión MATTEOLI vió sus funciones confirmadas, después de las elecciones legislativas de 1997, por el gobierno del Señor Lionel JOSPIN. Trabajó de manera activa barriendo todo el campo posible. Sus recomendaciones fueron expresadas primero en 1999, luego en el informe final, en mayo del 2000.
La misión de estudios trabajó sobre la «arianización» de empresas judías, sobre los bancos en los cuales los judios tenían cuentas o cajas de caudales, sobre los contratos de seguros suscriptos por familias judias, sobre los bienes de los judios internados en los campos de Drancy, Pithiviers et Beaune-la-Ronde transferidos hacia la Caja de depósitos y consignaciones, y por último sobre los legajos referidos a la SACEM y los derechos de autores y compositores judíos.
Las conclusiones de los trabajos de la Comisión, presentados a Lionel Jospin, han permitido develar la amplitud de la expoliación «lanzada por los alemanes en zona Norte desde el comienzo de la Ocupación, asumida por Vichy y extendida por él al conjunto del territorio nacional a partir de julio 1941» tocando todos los sectores de la economía, todas las ramas de la función pública, de la industria, del comercio y de los servicios.
Es así como fueron descubiertos 80.000 cuentas bancarias, cerca de 6000 cajas de seguridad bloqueadas, 50.000 procedimientos de «arianización» entablados, más de 100.000 objetos de arte saqueados, muchos millones de libros robados y 38.000 departamentos vaciados. El monto de estas expoliaciones contabilizado se eleva a más de 9 000 millones de francos.
Las grandes líneas de recomendaciones de la comisión MATTEOLI pueden ser resumidas así :
Primero, Francia debe asumir sus responsabilidades frente a aquellos que había maltratado y que habían sido expoliados.
Segundo, se debía esclarecer al máximo la naturaleza de las expoliaciones y los informes que concernían a este tema y al de las posibles restituciones debían ser tan accesibles como fuera posible.
Tercero, Francia debía perpetuar el recuerdo y la enseñanza de la historia de la Shoah.
Cuarto, los haberes extraídos de la expoliación no debían quedar en las instituciones que eran aún depositarias.
Quinto, los fondos públicos y privados de las expoliaciones que no fueran reivindicados debían ser depositados en una fundación que estaría consagrada a la memoria de la Shoah.
Sexto, las restituciones sobre las expoliaciones no debía sufrir ninguna prescripción y debían realizarse en un espíritu de completa equidad.
Y septimo, una indemnización debía entregarse a los huerfanos de los deportados judíos.
La dimensión diplomática de esta acción
Todas estas orientaciones retenidas por el Gobierno francés fueron puestas en práctica a fines del año 2000. En su segundo informe parcial, la misión sugirió la creación de una instancia destinada a tratar los pedidos de las personas que no hubiesen sido ya indemnizadas después de la Liberación, correspondiendo a 1,5 mil millones de francos. La Comisión para la indemnización de las víctimas de expoliaciones intervenidas con motivo de las legislaciones antisemitas en vigor durante la Ocupación (CIVS), presidida por Pierre Drai, el ex-Presidente del Tribunal Supremo, no es un órgano juridisccional, sino una comisión independiente encargada de llegar a un acuerdo entre el demandante y las instituciones concernientes. Llegado el caso, ella emitirá recomendaciones.
Desde la fecha de su creación, y al 31 de enero 2004, la CIVS trató más de 19.000 legajos luego formuló más de 5.300 recomendaciones en concepto de expoliaciones materiales y más de 4.600 en concepto de expoliaciones bancarias. Al 31 de diciembre 2003, el monto de estas recomendaciones se elevaba a unos 123 millones de Euros de los cuales 110 millones a cargo del Estado en el marco de las indemnizaciones por expoliaciones materiales.
A pesar de una ligera baja en la cantidad de demandas presentadas, la CIVS continua a recibir cerca de 150 por mes.
En total, una suma de dos mil quinientos setenta y ocho millones de Francos fue puesta a disposición de una Fundación para la Memoria de la Shoah proveniente del Estado (1 400 millones), de la Caja de Depósitos (300 millones) del Banco de Francia, del correo, de bancos (655 millones), de seguros. El dinero que no ha podido ser restituído sirve por lo tanto para hacer revivir y subsistir la memoria de la Shoah. La Fundación para la memoria de la Shoah es presidida por la Sra. Simone VEIL quien fue deportada con su famila al campo de Auschwitz.
El trabajo de la Comisión MATTEOLI y las perspectivas abiertas por la creación de la Comisión de Indeminzación de las Víctimas de expoliaciones han sido proclamados en todas partes como considerables progresos. Han sido particularmente notificados al gobierno americano. En efecto, jueces americanos se habían declarado competentes para tratar litigios contra algunos demandantes americanos y algunos bancos franceses por hechos referidos al período de Ocupación. Desde entonces, el gobierno ha podido concluir un acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos de América. Este acuerdo, firmado en Washington el 18 de Enero 2001, ha reconocido formalmente que la acción emprendida por Francia para resolver la cuestión de las expoliaciones de bienes pertenecientes a judíos durante la guerra era suficientemente creíble como para llevar al gobierno de los Estados Unidos a sostener, ante los Tribunales americanos, que se ponga término a toda acción colectiva dirigida contra los bancos franceses. La Comisión de indemnizaciones a las víctimas de expoliaciones otorga indemnizaciones a todos aquellos que puedan demostrar, de manera creíble, haber sido víctimas de expoliaciones en Francia.
He sido encargado, en la primavera del 2001, de manejar esta negociación con los Estados Unidos de América y de seguir todo el aspecto internacional de esta política. Los resultados de esta acción han sido rápidos e importantes: el gobierno americano ha hecho abandonar las «class actions», demandas contra las empresas francesas, poniéndo en relieve que la forma como Francia se comprometió a liquidar las expoliaciones era muy preferible a los mecanismos contenciosos que no tenian más razón de ser. Modalidades precisas de funcionamiento de los Fondos de indemnización han sido elaboradas por la Comisión de Indemnizaciones de las víctimas de expoliaciones y la información de autoridades americanas, de los abogados de los demandantes y de las comunidades judías en Francia y fuera de Francia han llevado una actividad muy intensa. Es así como se montó una cooperación franco-americana con gran suceso.
Francia puso en marcha todos los medios a su disposición a fin que todas las víctimas de expoliaciones, o sus derechohabientes, cualquiera sea el lugar donde residan, puedan tener conocimiento de la acción de reparación.
Una reseña informativa fue redactada en varios idiomas y publicada por la prensa de numerosos paises, de septiembre a octubre 2001, gracias a la acción de la representación diplomática francesa y a la ayuda del Servicio de información del Gobierno: en el extranjero, 272 soportes en 50 paises; en Francia, 9 diarios nacionales y 25 regionales. En la Argentina la publicación fue hecha en la revista «Comunidades» del 10 de septiembre 2001 y «Mundo Israelita» del 14 de septiembre 2001, así como en los diarios «La Nación» y «Clarín» del 1º de octubre 2001.
La cooperación internacional se comprometió también con el «Holocaust Memoral Museum» de Washington y con «Yad Vashem» en Jerusalem.
El 20 de febrero, Francia tomó la Presidencia del Grupo de Acción Internacional para la Memoria de la Shoah .
Este grupo fue establecido en 1998, por sugerencia del Primer Ministro Sueco Göran Persson frente a la persistencia del negacionismo. En enero del 2000, Suecia acogió un gran foro internacional sobre la educación de la Shoah, donde estuvieron presentes cinco Jefes de Estado y diecisiete Jefes de Gobierno. El Grupo de Acción resultó de la declaración final y federaba en aquel entonces 11 países : Alemania, Austria, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Israel, Italia, Paises Bajos, Polonia, Suecia y la República Checa.
El objetivo del Grupo de Acción es el de combatir el antisemitismo y toda forma de racismo y de exclusión suministrando un apoyo estatal que permitía coordenar las iniciativas nacionales y proporcionar a los diferentes actores un punto de intercambio de ideas y de información. Durante su presidencia, organicé en Estrasburgo, en unión con el Consejo de europa y la Fundación para la Memoria de la Shoah, un coloquio sobre el tema «crear frenta a la Shoah. Enseñar a riesgo de la utilización de obras contemporáneas».
Durante el año 2002, fui Presidente del GAIS, y en esta ocasión he pedido a Argentina participar al Grupo. Vuestro país es, desde este año, miembro del GAIS.
En nombre de Francia, pedí en Estrasburgo a los Ministros de Educación del Consejo de Europa que crearan una jornada de memoria del Holocausto que permita en el futuro luchar mejor en este ámbito. Cuando esta jornada conmemorativa debia ser, en su título, extendida a todos los genocidios, la delegación francesa, conducida por Xavier Darcos, consiguió que la fórmula «Día de la Memoria del Holocausto» reconozca la singularidad de este genocidio.
Esta decisión fue tomada, por unanimidad, en octubre 2002, por los 48 paises firmantes de la Convención cultural del Consejo de Europa. En Francia esta jornada es organizada el 27 de enero, día del aniversario de la liberación del campo de exterminación de Auschwitz en 1945.
Por último, durante el periodo que ejercí estas funciones, participé en numerosas ceremonias por la memoria de la Shoah : en Auschwitz, en Kaunas y en Vilnius (donde la Shoah comenzó desde 1940), en Lituania.
Acompañé al Primer Ministro francés a Estocolmo en sus encuentros anuales por la lucha contra el racismo, salvo en el 2002, donde las circunstancias fueron diferentes : ese año, la reunión de Estocolmo tenía lugar el 24 de abril. Las eleciones en Francia tuvieron lugar el 21 con un resultado tal que el Sr. JOSPIN no consideró posible ir a Estocolmo y me pidió, en consecuencia, de representar a Francia en esta ocasión.
Por último, en el 2003, acompañé al Ministro Dominique de VILLEPIN en visita oficial a Tel Aviv y Jerusalem y él pudo comprobar que el Gobierno Israelí y todos los representantes de asociaciones judías estaban perfectamente informados de nuestros esfuerzos.
Israel sabía todo lo que habíamos hecho, es decir de todos nuestros esfuerzos en trabajar para que esta barbarie no se repita nunca más.