Carta al editor:
Re «Diplomático sueco declarado muerto, 71 años después de desaparecer» (artículo de prensa, 1 de noviembre):
A pesar de la amplia repercusión internacional que ha suscitado, la decisión de declarar a Raoul Wallenberg muerto tiene poco valor.
Esto es meramente un movimiento administrativo después de una petición de sus parientes vivos para declararlo muerto.
El destino de este salvador de judíos húngaros en la Segunda Guerra Mundial sigue envuelto en misterio. Los diarios de Ivan A. Serov, el jefe original K.G.B., parecen apoyar la afirmación de que el Sr. Wallenberg y su chofer, Vilmos Langfelder, fueron ejecutados bajo órdenes directas de Stalin. Este puede ser el caso.
La misma afirmación fue presentada en 2006 por Alexander Darchiev, entonces vice embajador de Rusia en Washington, en una carta a la Fundación Internacional Raoul Wallenberg. El Sr. Darchiev afirmó que «la responsabilidad de la muerte del Sr. Wallenberg radica en el liderazgo de la unión Soviética de ese momento y en Stalin personalmente».
Los detalles del destino del Sr. Wallenberg y del Sr. Langfelder probablemente están enterrados en los archivos de la K.G.B.
Hacemos un llamamiento al Presidente Vladimir V. Putin para que brinde acceso irrestricto a esos archivos para arrojar luz sobre esta tragedia humana y, en la medida de lo posible, llevar los restos del Sr. Wallenberg a su país.
EDUARDO EURNEKIAN
BARUCH TENEMBAUM
Nueva York
Los firmantes son, respectivamente, presidente y fundador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg.
Traducción: FIRW