Estimado Sr. Eurnekian,
Permítaseme aprovechar esta oportunidad para expresar mi profunda gratitud a la Fundación Internacional Raoul Wallenberg por la concesión póstuma de la Medalla Raoul Wallenberg en honor a mi padre.
A decir verdad, sólo a partir de la publicación del libro de Frank Efraín soy consciente de lo que mi padre ha hecho por los refugiados judíos. A pesar de que ciertamente es un acto heroico, con potenciales consecuencias políticas graves para él, dado que los propios Estados Unidos no lo veían con buenos ojos, hizo lo que él creía que era correcto y no hizo ninguna queja al respecto, incluso a su propia familia.
Mi familia se siente honrada de que más de sesenta años después, su compasión es reconocida y celebrada por una fundación internacional de prestigio como la suya. Además, sé que nuestros compatriotas filipinos se sentirán orgullosos de haber sido capaces de proporcionar una cálida bienvenida a los necesitados en ese momento. Este gesto demuestra que las acciones humanitarias son universales y más allá del tiempo y las fronteras.
Que el premio inspire a las presentes y futuras generaciones de filipinos a defender los principios humanitarios, incluso en medio de las dificultades.
Muy atentamente,
Zeneida Quezon Avancena
agosto 31, 2015