Yad Vashem, la célebre institución oficial israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto, declaró ayer Justo entre las Naciones a Sebastián Romero Radigales, cónsul general de España en Atenas entre 1944 y 1945 que, a riesgo personal, salvó de la cámara de gas a no menos de 600 judíos sefardíes de Salónica.
Con este reconocimiento el diplomático español pasa a la categoría de héroe universal como ya lo son Ángel Sanz Briz, embajador de España en Budapest, más conocido como el ángel de Sofía; y los también españoles Eduardo Propper de Callejón, diplomático en la embajada española en París; y José Santaella y su esposa Carmen Waltraut de Santaella (él era agregado de agricultura en Berlín en los años más duros del exterminio). Este honor es el mismo que ostentan, por citar un ejemplo popular, Oskar y Emilie Schindler, famosos por la película de Steven Spielberg La Lista de Schlinder.
La distinción de este héroe español ha costado cuatro años de investigaciones por parte del Yad Vashem, que las abrieron a petición de la Fundación Raoul Wallenberg, tal como informó La Vanguardia en exclusiva el 22 de junio del 2010.
Asimismo, este diario había adelantado la hazaña de este diplomático en una serie de reportajes publicados entre el 25 de mayo y el 9 de junio del 2008. En la investigación publicada entre dichas fechas se exponía que Salónica fue hasta la Primera Guerra Mundial la única ciudad del mundo con mayoría judía, esencialmente sefardí.
Como descubrió este diario y confirmó la investigación de la Fundación Raoul Wallenberg, la actuación del cónsul Romero Radigales entre 1944 y 1945 mitigó la matanza nazi en Salónica gracias a una tenacidad y un valor que permitió salvar del holocausto a centenares de seres humanos. Sin embargo, más de 45.000 judíos de Salónica no tuvieron la misma suerte y acabaron en los hornos crematorios.
Fuentes muy próximas al Yad Vashem y de la Fundación Raoul Wallenberg informan de que si bien el Yad Vashem no dudaba de que Romero Radigales trató de aliviar el sufrimiento de los judíos, para este instituto faltaba el llamado «elemento de riesgo», criterio fundamental para recibir el título otorgado. Es decir, que el diplomático, con sus hechos, «haya desafiado los dictados de su gobierno y/o por dicha razón, haya arriesgado su carrera diplomática». Estas fuentes aclaran que no ha sido necesario el riesgo de vida ya que ese es un criterio que el Yad Vashem aplica a los Justos que no fueron diplomáticos.
Durante estos años, la mencionada Fundación ha mantenido intercambio documental con el Departamento de Justos de Yad Vashem en el que expresaba su «inequívoca posición según la cual Romero Radigales actuó en contra de los dictados de su régimen y arriesgó su carrera diplomática. El hecho de que no fuera castigado -averiguaron-, tiene que ver con una maniobra política del franquismo que entendió que los nazis iban a perder la guerra y Franco quiso ‘hacer suyas’ las buenas acciones de algunos de sus diplomáticos», como Romero Radigales. A este respecto cabe subrayar que La Vanguardia está en posesión de documentos secretos que confirman sin lugar a dudas el argumento expuesto.
«No ha sido fácil. Hemos dedicado mucho esfuerzo pero ha valido la pena. Romero Radigales fue un noble salvador, un gran humanista y estamos muy satisfechos de que finalmente haya sido debidamente reconocido» ha dicho a este diario Eduardo Eurnekian, presidente de la Fundación Wallenberg.