Bernardo Rolland, Cónsul General en París desde 1939, se distinguió por su decidida defensa de los judíos, enfrentándose en algunas ocasiones a su embajador, José Félix de Lequerica, quien se inclinaba por no contrariar excesivamente a las autoridades del gobierno pro-nazi de Vichy y a los alemanes. En un primer momento, luego de que Vichy adoptara el «Statut des Juifs», por el que se distinguía a los judíos del resto de la población, imponiéndoles todo tipo de prohibiciones, Rolland concentró sus esfuerzos en evitar la confiscación de los bienes de los judíos.
En agosto de 1941, Rolland interviene activamente en favor de 14 judíos sefaraditas que habían sido detenidos y enviados al campo de concentración de Drancy. Por esas mismas fechas, asume una iniciativa arriesgada, de la cual tenemos noticia gracias a un memorándum alemán del 14 de Septiembre. Rolland apeló a las autoridades alemanas de París proponiendo que en el término de unas semanas 2000 judíos, incluidos los detenidos de Drancy, fuesen transferidos al Marruecos español. Posteriormente, aunque sin demasiado éxito, intentó por distintas vías facilitar la salida de los judíos de Francia, al tiempo que continuó con sus denuncias de las cada vez más severas persecuciones.
En 1942, las gestiones de Rolland tuvieron éxito. Las autoridades de Vichy se vieron imposibilitadas de incautar el patrimonio de los judíos.
En septiembre de 1943, el gobierno español, a pesar de las presiones alemanas, empieza a evacuar ciudadanos franceses desde Cádiz, Algeciras y Málaga. Aún cuando Rolland terminó su mandato en París a mediados de 1943, es seguro que sus repetidos esfuerzos en favor de los judíos contribuyeron decisivamente a hacer posible estas evacuaciones.