Eduardo Martín de Pozuelo presenta en Tel Aviv ‘El franquismo, cómplice del holocausto’
Tel Aviv. Corresponsal. Henrique Cymerman
El libro de Eduardo Martín de Pozuelo El franquismo, cómplice del holocausto tiene un valor extraordinario por varios motivos, pero especialmente porque despierta la consciencia en España», afirmó el viernes en la Universidad de Tel Aviv uno de los grandes expertos mundiales en la relación entre el franquismo y el pueblo judío, el catedrático Haim Avni, del Instituto de Judaísmo Contemporáneo de la Universidad de Jerusalén.
El periodista de La Vanguardia, ampliamente premiado por su labor de investigación desde 1975 sobre temas como terrorismo, crimen organizado y corrupción, se trasladó a Tel Aviv para presentar su más reciente obra, publicada por Libros de Vanguardia el año pasado. Ante un público de más de 300 personas convocadas por los amigos de la Universidad de Tel Aviv y por la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, Martín de Pozuelo declaró que el golpe militar de Franco en 1936 fue alentado por el régimen nazi desde 1934. Y añadió: «La supuesta neutralidad de Franco durante la II Guerra Mundial es un mito. El Caudillo no fue neutral. En España se celebraban los cumpleaños de Hitler; las juventudes hitlerianas desfilaron por Barcelona, y la Gestapo tenía despacho en varias comisarías españolas».
El periodista y escritor habló mientras presentaba todo tipo de documentación encontrada en distintos archivos europeos y que prueban sus acusaciones. Según él, «Franco fue un cómplice de los nazis, un apéndice del Tercer Reich tolerado por los aliados por motivos bélicos». Martín de Pozuelo apuntó que al final de la guerra el Caudillo se fue situando al lado de los aliados pensando en el futuro, pero señaló que nunca cambió su discurso anti judeo-masónico y anticomunista.
Danny Rainer, director de la fundación Wallenberg en Israel, reveló que, gracias a la investigación del periodista, el organismo que dirige y el memorial del holocausto de Jerusalén, Yad Vashem, tienen tres investigaciones en curso sobre diplomáticos españoles que intentaron emitir visados para salvar a judíos europeos a punto de ser deportados. Destaca entre ellos el embajador en Bulgaria, Julio Palencia, que en 1942 escribió al ministro de Asuntos Exteriores español pidiéndole autorización para emitir visados de tránsito «a israelitas de Bulgaria». La carta fue leída al público, entre el que se encontraban descendientes de judíos que no lograron ser salvados.
Palencia escribió: «Los judíos en Bulgaria están siendo víctimas de una política de persecución tan cruel y encarnizada que a la persona más ponderada y fría pone espanto en el ánimo el contemplar y presenciar todas las injusticias y horrores que estas autoridades vienen cometiendo. En el momento actual, los judíos sólo tienen una ardiente aspiración: la de abandonar Bulgaria sea como sea». Más tarde la carta pide: «Me atrevo a solicitar de VE (Vuestra Excelencia) que se me autorice visar los pasaportes de los judíos que desean ir a España sin demora». El periodista resumió la respuesta llegada de Madrid con dos letras: «No».
Martín de Pozuelo reveló que, a raíz del libro, recibió llamadas en La Vanguardia de varios salvadores españoles de judíos que habían guardado silencio, desde 1943 hasta febrero del 2013, y que le contaron las tragedias ocurridas en la frontera hispano-francesa. «En España, mi generación no estudió el holocausto en los colegios. Le dedicaban media página mientras que sobre Isabel la Católica se daban cien», dijo el periodista, que subrayó con preocupación la ascensión de círculos pronazis y de extrema derecha en la España actual.
Al final de su charla, algunos asistentes comentaban sorprendidos: «Y nosotros que pensábamos que nuestras familias habían sido salvadas por Franco».