A principio de septiembre, llamó una mañana a la Fundación, Alejandra, una docente que había leído nuestro pedido de voluntarios en el diario La Nación. Le interesó nuestro enfoque en el tema de los Valores y nos pidió de hacer el Taller en una escuelita muy carenciada de San Fernando. Pensé que la experiencia valía la pena y para allá nos encaminamos, Diana, Paula, Martín y yo.
La profesora de turno nos dijo que era un grupo complicado. A pedido nuestro, el día anterior les habían explicado algo sobre la guerra y sus consecuencias.
Nos encontramos ante un auditorio mudo, que nos observaba y escuchaba – dada las expresiones de sus caras – pese a no hablar.
Se tocó el tema de la esperanza. De los 17 chicos, uno solo dijo tenerla; no supimos los sentimientos del resto del grupo. Confesaron vivir con miedo: “En cualquier lugar te pueden matar”.
Me mantengo a un costado observando, como en los “coros griegos”. Ante la falta de expresión al tratar el tema de la esperanza, les dije que tenían que pensar en un proyecto a futuro y focalizarse en ese proyecto. A modo de ejemplo les expliqué que era como subir una escalera, escalón por escalón. Pareció que algunas caras cambiaron.
Cuando terminamos los invité a venir como voluntarios a la Fundación dónde serán muy bien recibidos. Preguntaron ¿Dónde queda la Fundación?
Encontrarnos con estos adolescentes que están a la deriva, fue una experiencia que nos conmovió a todos.
Licenciada Lidia Assorati
Programa Educativo “Wallenberg en la Escuela”