- A 100 Años del
nacimiento del creador de la palabra genocidio
Es junio el mes del nacimiento de Rafael
Lemkin y, además, es 2001 el año del 50º
aniversario de la Convención para la Prevención
y la Sanción del Delito de Genocidio.
En los dos primeros artículos
de la Convención se lee:
'Las Partes contratantes confirman
que el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o en
tiempo de guerra, es un delito de derecho internacional
que ellas se comprometen a prevenir y a sancionar.' y:
'En la presente Convención, se entiende por genocidio
cualquiera de los actos mencionados a continuación,
perpetrados con la intención de destruir, total
o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial,
o religioso, como tal:'
Matanza de miembros del grupo.
Lesión grave a la integridad física o mental
de los miembros del grupo.
Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia
que hayan de acarrear su destrucción física,
total o parcial.
Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno
del grupo.
Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Estas dos fechas tan significativas provocan a la Fundación
Internacional Raoul Wallenberg una reflexión en
torno al fenómeno del Holocausto en tanto acontecimiento
singular que marca la historia de modo indeleble.
Lemkin, polaco, abogado, había
solicitado a la Liga de las Naciones (precursora de las
Naciones Unidas) que se declararan como 'actos de barbarismo'
a cualquier forma de exterminación masiva de personas.
Luego de la invasión nazi a Polonia en 1939 Lemkin
se unió a otros judíos como él para
formar guerrillas de resistencia contra el ocupante. Sobrevivió
a la matanza huyendo a Suecia y luego a los Estados Unidos
pero cuarenta y siete de sus parientes perecieron en los
campos de exterminio.
En 1943 inventó la palabra genocidio
para, como dijera Kofi Annan, Secretario General de las
Naciones Unidas, 'darle un nuevo nombre a un viejo crimen'.
En 1944 la palabra -hoy de uso tan
común que parece eterna- apareció impresa
por primera vez en el libro 'Axis Rule in Occupied Europe'
obra del propio Lemkin.
En 1946 logró que las Naciones
Unidas -recientemente creada- reconocieran al genocidio
como un crímen internacional. En 1959, año
de la muerte de Lemkin, casi sesenta países habían
ratificado la Convención del Genocidio. Hoy 132
naciones se han incorporado a su membrecía mientras
que sesenta aún tienen pendiente su ratificación,
entre otras: Japón, Indonesia, Nigeria, Sudán,
Angola y Sierra Leona.
'La obra de Lemkin ofrece un ejemplo
de compromiso moral no sólo a los gobiernos sino
también a las organizaciones no gubernamentales
que se mantienen tan activas en esta causa.', señaló
Annan en el homenaje a Lemkin que se le rindiera en las
Naciones Unidas. Su esposa, Nane, quien participó
de la ceremonia, es sobrina de Raoul Wallenberg, el diplomático
sueco que entre 1944 y 1945 salvó decenas de miles
de vidas durante su misión en Budapest. El compromiso
personal adoptado por Annan en relación a este
tema no sorprende. Es la continuación de una posición
adoptada desde siempre y que fuera claramente expuesta
a nuestra fundación en dos entrevistas privadas
que mantuvieramos en Buenos Aires y Nueva York en 1998.
Pensar en Lemkin es recordar a miles
de hombres y mujeres de distintas nacionalidades quienes,
como él, lucharon contra el imperio de la barbarie
nazi. Ellos nos ofrecen las luces de un período
dominado por las sombras. Entre muchos otros, Jan Karski,
católico y militante de la resistencia clandestina
polaca; el primer testigo confiable que informó
a los aliados sobre el Holocausto.
A un año de su fallecimiento
la Fundación Wallenberg y la Embajada de Polonia
rindieron tributo a Karski en Buenos Aires el pasado 20
de junio.
Nueva York, junio de 2001
|