- Desobediencia debida
La Fundación Internacional Raoul
Wallenberg, ONG fundada en Argentina, rinde tributo en
uno de sus programas educativos a los salvadores de perseguidos
durante el régimen nazi, la otra cara de esa trágica
moneda llamada Holocausto. Puede decirse que la Shoá
ocurrió pese al arrojo de una minoría que,
a riesgo de su propia seguridad, desobedeció flagrantemente
el mandato del Tercer Reich. Es precisamente el concepto
de desobediencia a órdenes aberrantes y regímenes
violatorios de las libertades individuales el que debe
ser rescatado como la enseñanza legada por estos
héroes de la modernidad.
El caso Grüber
Heinrich Grüber fue el único testigo alemán
que brindó testimonio en el juicio a Adolf Eichmann,
en Jerusalén. Interrogado por el Dr. Robert Servatius,
abogado defensor del criminal de guerra, de cuya ejecución
se cumplen cuarenta años el 31 de mayo, declaró:
"Poco después de la "Noche de los Cristales",
en noviembre de 1938, cuando Joseph Goebbels señaló
que el pogrom había sido una manifestación
espontánea de la nación alemana, yo manifesté
pública y solemnemente en dos reuniones multitudinarias
que no quería tener nada que ver con esa nación
alemana."
Heinrich Grüber era deán protestante en Berlín
y pasó a la historia tanto por su tenaz oposición
al nazismo como por haber arriesgado su vida para salvar
judíos condenados al exterminio.
Había nacido en Stolberg, el 24 de junio de 1891.
De ascendencia hugonote, estudió teología
en Bonn, Berlín y Utrecht antes de convertirse
en un activo trabajador social y director de un asilo
para niños mentalmente retrasados.
Se opuso a Hitler desde la llegada de éste a la
cancillería alemana, en enero de 1933. Pronto hizo
contacto con quien sería uno de sus mejores amigos
por el resto de su vida, el pastor Martin Niemöller,
fundador en 1934 de la Iglesia Confesional ("Bekennende
Kirche"), opositora de la iglesia oficial aliada
del nacional-socialismo. Fue precisamente esta nueva iglesia,
núcleo de la resistencia protestante al nazismo
y formadora de destacados profesores de teología
después de la guerra, la que encargó a Grüber
fundar, en la vicaría de Kaulsdorf, cerca de Berlín,
una organización que dió en llamarse el
"Bürö Grüber". Su misión
consistía en salvar a cristianos de ascendencia
judía y a judíos en general.
El "Büro" se hacía cargo de cuestiones
vinculadas a la emigración, oportunidades de empleos
en el exterior, el cuidado de ancianos y el bienestar
y la educación de niños judíos. Grüber
negociaba personalmente con las autoridades nazis. Debió
vérselas más de una vez con los burócratas
de la oficina dirigida por Adolf Eichmann ante quienes
intercedía en favor de instituciones judías.
Poco después del inicio de la guerra comenzó
a ser perseguido y amenazado por la Gestapo hasta que
en diciembre de 1940 fue arrestado y confinado en el campo
de concentración de Sachsenhausen y luego transferido
a Dachau. Allí sufrió complicaciones cardíacas
y, durante una redada interna, dos guardias se encargaron
de golpearlo hasta que no le quedó un sólo
diente en su lugar.
Fue liberado en 1943 y de inmediato continuó desde
Berlín sus contactos con sacerdotes exiliados.
Finalizada la guerra fundó la Sociedad de Auxilio
para ex-Víctimas de la Persecución Racial.
Entre 1949 y 1958 fue el representante de la iglesia protestante
en Berlín oriental, puesto al que renunció
por el continuo espionaje que las autoridades pro-soviéticas
hacían sobre activistas cristianos.
Tampoco en Alemania occidental era la figura más
popular. Su prédica permanente contra el armamentismo
así como a favor del desarme nuclear y su insistencia
en mencionar la culpa colectiva que le cabía al
pueblo alemán por el Holocausto, le valieron el
rechazo y la antipatía de muchos. Grüber acostumbraba
decir que "quien encubre sus faltas del pasado es
un potencial criminal del futuro". También
solía denunciar lo que él llamaba el blanqueo
sistemático del pasado llevado a cabo por las autoridades
germanas.
Durante el resto de su vida Grüber continuó
predicando la obligación moral del pueblo alemán
hacia el pueblo judío y alertando acerca del peligro
de minimizar las actividades del neo-nazismo en Alemania
Federal.
Sus libro de memorias, "Recuerdos de Siete Décadas",
fue publicado en 1968. Murió en Berlín de
un ataque al corazón a la edad de 84 años,
el 29 de noviembre de 1975.
Nueva York, Mayo 2002
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