El 19 de abril de 1943 se inició el levantamiento del gueto de Varsovia y otro 19 de abril, pero de 1997, se colocó en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires un mural conmemorativo dedicado a las víctimas del Holocausto.
La pieza, una estructura de 1,80 de largo por 1,20 de ancho, compuesta por dos cristales entre los cuales se exhiben hojas de libros de rezo rescatadas de las ruinas de los campos de concentración de Treblinka y Auschwitz, así como del gueto de Varsovia, fue inaugurada por el cardenal Antonio Quarracino por inspiración de Baruj Tenembaum, el creador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg. La obra recuerda también a los asesinados en los atentados a la embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y a la AMIA (1994). Fue emplazada originalmente en la capilla interior, llamada de Santa Teresa, e inaugurada con la presencia del premio Nobel de la Paz Lech Walesa.
El mural contiene también una partitura del Kadish (oración por los muertos) y las portadas de dos libros: uno de fábulas en idish hallado entre los escombros de la mutual judía y otro del Libro de Samuel, encontrado durante la búsqueda de sobrevivientes, horas después del estallido en la sede diplomática israelí. Completa el recordatorio un ejemplar de la Hagadá de Pesaj rescatado de un campo de concentración en 1942, donado por la hija de una de las víctimas, Miriam Kesler. Para la construcción del marco se utilizaron técnicas del siglo XVIII.
Poco antes de su fallecimiento, en febrero de 1998, Quarracino escribió en una carta: ”Pronto se cumplirá el primer aniversario del descubrimiento de este digno monumento, ante el que he pedido se invite a judíos que así lo deseen a cubrirse la cabeza. El lugar definitivo del mural estará ligado al descanso que aguardo dentro de la Catedral para continuar pregonando la fraternidad, como lo he hecho toda mi vida”. Cumpliendo con ese deseo, a la muerte del primado el mural fue trasladado a la capilla interna denominada de la Virgen de Luján, en el sector opuesto a donde descansan los restos del general José de San Martín, lugar donde también está sepultado el arzobispo de Buenos Aires.
En 2004, una réplica del mural fue inaugurada en la Vaterunser Kirche, de Berlín.
Los argentinos hemos vivido muchos sucesos desdichados, de violencia e intolerancia. Pero podemos celebrar la presencia de este mural de paz, pluralismo e integración, que distingue a nuestro país en el escenario de las relaciones interconfesionales y del diálogo judeocristiano.
El último libro de José Ignacio García Hamilton es Por qué crecen los países.